lunes, 24 de marzo de 2014

¡SENTAR LAS BASES DEL MOVIMIENTO JUVENIL POPULAR!

"....los brazos juveniles baten al viento nuestras ondeantes banderas rojas,  emblemas de la revolución que avanza"
      Luis Emilio Recabarren   

La solución inmediata a los urgentes problemas de la población no es esperar pacíficamente las limosnas de los programas sociales del Estado chileno, sino la lucha reivindicativa y violenta por demandas esenciales. En esta lucha la inmensa mayoría de la población no solo enfrenta la represión de los grandes empresarios y terratenientes ejercida, con su Estado chileno, además debe enfrentar el engaño y la traición de los dirigentes vendidos, recua de oportunistas disfrazados de comunistas o izquierdistas, que manipulan las luchas a cambio de puestos en el parlamento, en los ministerios, gobernaciones o municipalidades. Estas luchas son necesarias pero no son la solución final, como tampoco lo es el voto ejercido cada cuatro años. La solución definitiva a los problemas de nuestro pueblo, es la revolución violenta de toda la sociedad. Necesitamos una revolución que elimine de raíz la explotación y opresión que imponen los terratenientes y los grandes burgueses, las dos clases que representan y administran el dominio imperialista sobre nuestro país. Una revolución que confisque la gran propiedad burguesa, la gran propiedad agraria y los intereses imperialistas, y los convierta en propiedad campesina y en la primera propiedad socialista de obreros y trabajadores, respetando los negocios de la pequeña y mediana burguesía, la pequeña industria, los talleres, el pequeño comercio. Una revolución así solo puede ser por medio de la violencia organizada, porque los grandes burgueses y terratenientes y el propio imperialismo, jamás abandonaran sus intereses de buena gana, por el contrario los defenderán como lo han hecho hasta ahora, con su viejo Estado chileno, cuya columna vertebral son las fuerzas armadas reaccionarias. Esta lucha definitiva, esta revolución violenta, es la revolución democrático-nacional que destruirá la semifeudalidad terrateniente, la semicolonialidad que nos encadena al imperialismo y el capitalismo burocrático de los grandes burgueses que exprime a la mayoría trabajadora y oprime al capitalismo nacional de los pequeños negocios.

En esta situación los jóvenes son parte importante tanto para los explotadores como para los explotados. Los jóvenes son para los explotadores la nueva mano de obra de abajo, los nuevos supervisores de en medio, o los nuevos profesionales de las planas gerenciales; son los nuevos dirigentes que han de disfrazarse de comunistas o izquierdistas para manipular y venderse. En cambio para el pueblo explotado los jóvenes son y lo son en su mayoría, el nuevo contingente de las luchas reivindicativas y en consecuencia de la revolución que el pueblo espera. El Presidente Mao dijo:

“¿Cómo juzgar si un joven es revolucionario? ¿Cómo discernirlo? Sólo hay un criterio: ver si está dispuesto a integrarse, y se integra en la práctica, con las grandes masas obreras y campesinas. Es revolucionario si lo quiere hacer y lo hace; de otro modo es no revolucionario o contrarrevolucionario. Si se integra hoy con las masas obreras y campesinas, es hoy revolucionario; si mañana deja de hacerlo o pasa a oprimir a la gente sencilla, se transformará en no revolucionario o en contrarrevolucionario. Hay jóvenes que se limitan a perorar sobre su fe en los Tres Principios del Pueblo o en el marxismo, pero esto no prueba nada.”

En este sentido los jóvenes como el resto de la población, han de decidir por ser revolucionarios, centristas o contrarrevolucionarios, y es nuestra responsabilidad acelerar el proceso por el cual se han de incorporar a la lucha final, definitiva por la revolución democrático-nacional. Con esta motivación y como parte del proceso de retomar las rojas banderas de Recabarren desprestigiadas por los falsos comunistas del PC revisionista, y su engendro la mafiosamente llamada jota, hoy se levanta un Movimiento cuya base principal deben ser los jóvenes campesinos y obreros de clara conciencia clasista, un movimiento popular de jóvenes con tres claros principios revolucionarios: integrarse a los obreros y campesinos las dos clases fundamentales de la revolución, trabajar por la unidad de las masas populares, y adoptar su estilo de vida, una vida de lucha y trabajo arduo signado bajo la honra de la pobreza, como impulso vital para superar las adversidades de la lucha final y definitiva que nos convoca.

En la lucha contra el poder feudal terrateniente y pro-imperialista, el proletariado cuenta con el Movimiento Juvenil Popular para movilizar, politizar y organizar a las masas juveniles de nuestro pueblo, por sus reivindicaciones especificas y en función de la revolución democrático-nacional. Este Movimiento tiene tres características fundamentales:
  
1.   Adhiere a la ideología del proletariado, el Marxismo Leninismo Maoísmo  
2.   Es una organización de masas regida por el centralismo democrático.
3.  Sirve a la preparación del gran salto a la concreción de la tesis de Marx: la violencia es la partera la historia   

El Movimiento Juvenil Popular declara su adhesión a la política de la vanguardia del proletariado, cuya aplicación a la problemática juvenil es sintetizada en la línea política específica para el movimiento juvenil, que exponemos a continuación.


¡POR UN MOVIMIENTO JUVENIL PRINCIPALMENTE DE
OBREROS Y CAMPESINOS!


1. LA REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL

Planteamiento central.
A nivel mundial revolución y contrarrevolución constituyen los dos frentes en lucha. Por un lado, la burguesía imperialista y sus aliados: las grandes burguesías y terratenientes de los países atrasados y el revisionismo internacional de todo tipo. Por otro lado, el proletariado internacional y sus aliados: las masas populares de todos los países, de los atrasados y de los avanzados. Así, revolución y contrarrevolución mundiales son los dos aspectos de la contradicción que caracteriza la situación internacional en el plano político. En la actualidad y desde inicios de los años ochenta, la contradicción se encuentra en su tercer y último momento, de ofensiva estratégica de la revolución mundial y de defensiva estratégica de la contrarrevolución mundial. De ambos aspectos el principal es la revolución mundial, es la tendencia principal en la historia y en lo político.
Toda revolución y movimiento antiimperialista es parte de la revolución mundial. Las revoluciones que hoy forman la revolución mundial, son de dos tipos: en los países atrasados revoluciones democrático-nacionales y en los países avanzados revoluciones socialistas. Las primeras resuelven la contradicción entre naciones oprimidas e imperialismo, y las segundas resuelven la contradicción entre el proletariado y la burguesía imperialista de los países capitalistas. Pero estas dos contradicciones no tienen el mismo peso. Debido a que el imperialismo se alimenta principalmente del dominio colonial y semicolonial sobre las naciones oprimidas, es que la contradicción entre estas naciones oprimidas y el imperialismo, como dice Lenin, es la principal. Por tanto, la base de la revolución mundial se sitúa en Asia, África y América Latina, continentes formados por las naciones atrasadas y oprimidas. Más aún si el peso de la población mundial se concentra en estas naciones atrasadas. Por lo tanto, la revolución proletaria mundial tiene como base el movimiento de liberación nacional de las naciones oprimidas y como directriz el movimiento proletario internacional. Siendo el proletariado la clase dirigente en ambos movimientos, su expresión política más avanzada es el movimiento comunista internacional formado por los Partidos Comunistas del mundo entero, Partidos Comunistas marxistas leninistas maoístas, principalmente maoístas.
Los jóvenes de cada país, sea atrasado o avanzado, los movimientos juveniles populares en todo el mundo son parte de sus respectivas revoluciones y deben trabajar por ellas sirviendo así a la revolución proletaria mundial.

En la actualidad mientras para el imperialismo la hora del llamado ‘libre mercado’ ha pasado y es necesario complementarlo con una ‘nueva’ intervención del Estado pero bajo nuevas formas diferentes a las ya conocidas de los años 60 y 70; para el proletariado la hora del imperialismo ha llegado y es necesario barrerlo con Guerra Popular mundial, pues las crisis no son solo económicas, por el contrario expresan la crisis general de toda la sociedad burguesa, como prueba incontrastable de su hora final. Para el imperialismo las crisis han ocurrido antes y ocurrirán después, son parte de los ciclos económicos en los que la bonanza y la crisis, se alternan en un proceso sin fin en el que los eficientes prevalecen sobre los ineficientes y que estos ciclos no afectan la estructura del sistema el cual esta demostrando que funciona. Por tanto el imperialismo y sus lacayos exigen solidarizar con los empresarios y confiar en el Estado aceptando sus medidas. Para el proletariado las crisis representan como lo dijo Marx, “la rebelión de las fuerzas productivas modernas contra las actuales relaciones de producción” las que hoy en el plano mundial se expresan como relaciones de producción imperialistas; las crisis se deben a que la riqueza creada por el trabajo de las masas populares es propiedad privada de un puñado de magnates. Que cada nueva crisis es más profunda y por tanto su repetición expresa el hundimiento progresivo del capitalismo, el cual como lo planteó el Presidente Mao, pasó desde los años 50, de la vieja estabilidad relativa a la inestabilidad absoluta y hoy como lo definiera el Presidente Gonzalo, desde los años 80 agoniza en medio de una crisis general y permanente, en medio de la cual se está presentando el hundimiento de los imperialismos, como fue el caso del social-imperialismo soviético en los años 90, solo que en ausencia de guerras populares vuelven a resurgir bajo nuevas formas, como el engendro ruso de la ‘comunidad de republicas independientes’ bajo la cual restauran la negra tradición zarista, y que esto volverá a repetirse en otros imperialismos.  

Así bajo ésta crisis permanente, el imperialismo concentra mayor propiedad de dos maneras: comprando negocios en quiebra a bajo precio o utilizando a los Estados de los respectivos países para levantar programas de ‘saneamiento’ que son la inyección de capital muerto (créditos) y de capital fresco (liquido) en las empresas con grandes pérdidas, las que una vez ‘saneadas’ pasan a manos de los monopolios imperialistas. Pero el dinero fresco para financiar estos ‘saneamientos’ procede de la sobreexplotación de las masas a partir de un conjunto de medidas antipopulares como las que exigieron a los gobiernos de Grecia, Italia o España y en esta rebatiña, como Lenin lo especificó son dos las formas de reparto que usan los monopolios: “ ‘según el capital’ o ‘según la fuerza’ ”; siendo principal tendencia la segunda pues como concluyó el Presidente Mao de que toda crisis arrastra gran desempleo y por tanto gestación de guerras, es lo que vemos en los distintos tipos de guerras de agresión y rapiña aplicadas hasta hoy. Por tanto solo cabe oponer a este sistema de guerras reaccionarias y al peligro de III guerra mundial, la guerra popular mundial. Ahora, sí para el imperialismo la crisis es solo una perturbación económica y por tanto ‘el sistema funciona’, debemos preguntarnos ¿Porqué reducen todo el problema al plano económico? Porque teniendo la burguesía el dominio político y militar, la cuestión del poder para ellos está fuera de discusión. Pero el Presidente Mao dice que este poder político está fracturado en su base, pues está divorciado de la inmensa mayoría de la población. Por tanto, el problema para nosotros no es enrollarnos en debates y quimeras económicas, el problema real es cuestionar ese poder que lo consideran intocable y preparar su destrucción con guerra popular en cada país.

Estos planteamientos del imperialismo son especialmente difundidos en los centros escolares y superiores, y durante el reclutamiento de jóvenes como mano de obra en el campo y en la ciudad. Pretenden engañar a la juventud con su ‘naturaleza eterna’ de los ciclos económicos, en cuya sucesión impera su ‘ley natural’ de sobrevivencia de los eficientes, destinados a formar las elites de su sistema social que ‘si funciona’. El Movimiento Juvenil Popular debe aplastar estos engendros que encubren la putrefacción del imperialismo y resaltar la verdadera contradicción en lo internacional, el tercer momento y último en que se encuentra y que en ella la tendencia principal es la revolución proletaria mundial.


2. LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICO-NACIONAL.

LA SOCIEDAD EN CHILE.

Si bien el carácter de la sociedad determina el carácter de la revolución, principal es éste último; se interpreta para transformar, se caracteriza para revolucionar. En Chile la sociedad es de carácter semifeudal y semicolonial, con un capitalismo burocrático en crisis general y permanente. La semifeudalidad se expresa en la gran propiedad terrateniente, en las formas serviles con que explotan al campesinado y en el poder político terrateniente en el campo. La realidad ha sido y es así desde la independencia; obviamente se han producido cambios, pero estos cambios lejos de destruir el poder terrateniente lo han evolucionado, ‘modernizando’ la gran propiedad agraria, dándole formas salariales a la explotación servil del campesinado y sujetando formalmente el poder local terrateniente en el campo, a los organismos del viejo Estado. La propia ley agraria Frei-Allende, sirvió a estos objetivos. Por tanto lo central para el pueblo en el campo, es la lucha por la tierra en lo económico, y la lucha contra el poder local terrateniente y el viejo Estado chileno. La semicolonialidad significa que políticamente somos una republica soberana e independiente, pero económicamente somos una colonia de los países imperialistas principalmente de Estados Unidos. Esta situación colonial en lo económico convierte aquella independencia política en una formalidad y en consecuencia el problema central para el pueblo no es la defensa de una supuesta soberanía sino la lucha contra el dominio imperialista. El capitalismo que se desarrolla en Chile no es del mismo tipo que en los países avanzados, es un capitalismo introducido por el imperialismo en los países atrasados, impulsado por una gran burguesía en alianza con los terratenientes del campo. A este capitalismo se le llama capitalismo burocrático por estar sujeto a la burocracia financiera internacional y entramado estrechamente con el capital terrateniente chileno. A través de los grandes negocios industriales, mineros, pesqueros, forestales, bancarios, comerciales, etc. que constituyen el capitalismo burocrático, la gran burguesía explota al proletariado y demás trabajadores, y oprime al capitalismo nacional de las pymes y mypes, de la pequeña y mediana burguesía.     

El viejo Estado se introduce en el campo a través de su red de caminos, postas, escuelas, retenes, iglesias y programas sociales como chile solidario, vivienda subsidiada, PDTI, prodesal, repartiendo subsidios selectivamente y un capital de trabajo de 100.000 pesos; con esta infraestructura el viejo Estado sirve a las grandes inversiones del capitalismo burocrático en el campo y a los terratenientes, manteniendo a la mayoría de la población campesina, en un atraso feudal, idílico para los terratenientes pero agobiante para el campesinado principalmente pobre. El dominio imperialista en el campo se expresa indirectamente a través de los grupos económicos chilenos, pero también de manera directa a través del control que ejerce sobre la producción de alimentos (para bajar el nivel de los salarios), con las líneas de crédito rural del BID administradas por entidades chilenas y con el desarrollo de la producción de semillas transgénicas. Además el imperialismo está impulsando la aplicación de planes de educación de la mano de obra rural, apuntando a elevar productividad, con nuevas carreras técnicas y una especie de ‘diplomados’ con planes piloto y convenios entre escuelas técnicas rurales, municipalidades y universidades, y con la implementación de la interculturalidad. El capitalismo burocrático penetra el campo con sus grandes negocios de carne, leche, salmón, agro-exportación, forestales, energía eléctrica y minería; manipulando la propiedad de la tierra, los derechos de agua, la mejora de ciertos caminos y la consecuente destrucción del eco-sistema, problema que no es nada nuevo y que se le intenta distorsionar con la lucha burguesa por derechos medioambientales, cuando el verdadero problema reside en la naturaleza predatoria del capitalismo imperialista, y no del ‘ser humano’ como lo afirma la burguesía en su espuria propaganda.  En resumen la lucha de las clases, la lucha de las masas de la  cual son parte los jóvenes giran en torno de reivindicaciones democráticas fundamentales como la tierra, el salario y las condiciones de trabajo; y de reivindicaciones nacionales que se resumen en producción nacional y cultura nacional. Y solo sobre esta base de lucha por estas reivindicaciones, se puede comprender el problema de la revolución democrático-nacional.

LA REVOLUCIÓN EN CHILE

Las dos etapas de la revolución.
Siendo Chile un país atrasado cuya sociedad es semifeudal, semicolonial y con capitalismo burocrático, la revolución que corresponde realizar ahora no es socialista pues no somos un país capitalista avanzado, sino primero democrático-nacional en la presente primera etapa y luego socialista en una segunda etapa posterior. En consecuencia la revolución en Chile tiene dos etapas: desde 1922 año de la fundación del Partido Comunista por Recabarren, se desarrolla como democrático-nacional y pasará dando el gran salto a formas superiores de lucha, hasta la conquista del poder en todo el país. Solo desde ese momento se desarrollará sin interrupción como revolución socialista. La revolución es democrática porque destruye la semifeudalidad, es nacional porque destruye la semicolonialidad y es democrático-nacional, porque destruye el capitalismo burocrático, respetando los intereses del exiguo capitalismo nacional.

Tareas y blancos de la revolución.
Para destruir estas tres características de la sociedad actual, es necesario cumplir con las tres tareas de la revolución democrático-nacional y que son confiscación (sin pago alguno y con armas en la mano) de la gran propiedad agraria terrateniente y de la gran propiedad capitalista de la gran burguesía y del imperialismo. La confiscación de la gran propiedad terrateniente creará la propiedad campesina y la confiscación del capitalismo burocrático generará la primera propiedad socialista de obreros y trabajadores, que servirá de base material para el inicio de la revolución socialista en todo el país. Por tanto, los blancos de nuestra revolución son la gran burguesía, los terratenientes y el imperialismo.

Fuerzas, necesidades e instrumentos de la revolución.
Las fuerzas de la revolución son de dos tipos: fuerzas motrices y fuerzas aliadas. Las primeras son el proletariado y el campesinado; y las segundas son la pequeña burguesía como aliado principal y el ala izquierda de la mediana burguesía como aliado circunstancial. El campesinado es la fuerza principal de la revolución, acompañado por el proletariado como fuerza que mantiene el rumbo hacia el comunismo. Toda revolución es una guerra de clases, y por ello tiene tres necesidades, necesidad de dirección o mando único, necesidad de organizar su acción armada y necesidad de unificar a la población que dirige. Estas necesidades dan lugar a los tres instrumentos de la revolución: el Partido Comunista Estado mayor de la revolución, el ejército guerrillero popular y el frente único popular.

La política de la revolución.
La política fundamental de la revolución depende del grado de intervención imperialista en el país. Hoy se da una intervención indirecta del imperialismo en nuestra patria, por tanto la política fundamental de la revolución es la del Frente Único Popular; cuando se dé una intervención directa  la política cambiará a la del Frente de Liberación Nacional. El frente único popular es el problema de movilizar, politizar y organizar a las masas populares en la lucha reivindicativa por sus demandas económicas y políticas, en función de la solución definitiva a sus problemas con la revolución. Esto nos lleva a la necesidad de comprender la evolución histórica de las masas y su constitución actual.

Históricamente las masas populares han evolucionado desde nuestras raíces históricas plantadas en la sociedad antigua del comunismo indígena, hasta lo que son hoy, masas de indígenas, mestizos, criollos e incluso blancos, todos sufriendo en común aunque con peculiaridades, la misma y única explotación y opresión de la gran burguesía, los terratenientes y el imperialismo, opresión ejercida por un mismo y único viejo Estado, el Estado chileno. Por tanto corresponde trabajar por la unidad de las masas populares, que como clases sociales explotadas conformarán el frente único popular.

Forma principal de lucha y camino de la revolución.
Nuestro pueblo siempre ha luchado por sus demandas inmediatas, pero esta lucha reivindicativa muy necesaria no es suficiente pues no resuelve en definitiva los problemas del pueblo postergados generación tras generación. Solo la lucha por el poder político podrá resolverlos, y la forma principal de lucha de la revolución no son las elecciones ni las escaramuzas armadas mezcladas con treguas, pues ambas formas no apuntan a destruir el poder de los explotadores sino a implorar negociaciones en las que empujan al pueblo a aceptar su poder. La forma principal de lucha de la revolución democrático-nacional es la lucha armada bajo la forma de guerra popular, y el camino de la revolución, por el cual se le aplica es el camino de cercar las ciudades desde el campo. Ahora, si ligamos esto con lo afirmado sobre que todo el pueblo sufre la única y misma explotación y la opresión de un único y el mismo viejo Estado, concluiremos que en este proceso o se liberan todas las masas populares o no se libera nadie. Estamos contra la política de un Estado mapuche dentro del viejo Estado chileno, somos partidarios de la destrucción por partes de este viejo Estado y la construcción simultanea por partes, del nuevo Estado democrático popular, a partir de la organización de Bases de Apoyo, regiones rurales en las que se destruye el poder local y se levanta un poder popular. Bases de apoyo que servirán para extender la revolución a todo el país. Un proceso armado en que las masas populares se unifican en torno a la nueva cultura de la revolución, de la organización de la violencia revolucionaria y de la nueva sociedad libre de explotación y opresión, y que solo teniendo el poder conquistado en todo el país, será posible resolver los problemas de la autodeterminación de las minorías nacionales. Porque la autodeterminación no se reclama a un viejo Estado, más bien se conquista con un nuevo Estado resultante de la acción armada de las masas populares, un Estado de ellas mismas, un Estado democrático popular. 


Movilizar a las masas de obreros y campesinos

Sí estas son las características de la revolución democrático-nacional, cabe preguntarnos como lo hizo en su momento el Presidente Mao ¿Por qué después de varias décadas de lucha, desde 1922, nuestra revolución no ha logrado conquistar el poder para las masas populares? Porque aún no han sido movilizadas las masas trabajadoras de obreros y campesinos que constituyen el noventa por ciento de la población. Por tanto, se nos presenta la tarea impostergable de movilizar a las masas de obreros y campesinos y solo se puede hacer esto integrándonos a las luchas de clases de las masas, criticando el subjetivismo y el individualismo principalmente de los intelectuales y estudiantes que con frecuencia se muestran “poco prácticos en su pensamiento y vacilantes en su acción”, educando en la violencia revolucionaria pues “solo con el fusil se puede transformar el mundo entero” y en la lucha contra el revisionismo es decir, contra la recua de falsos comunistas e ‘izquierdistas’ que manipulan y traicionan las luchas del pueblo. 


3. EL MOVIMIENTO JUVENIL POPULAR

Los jóvenes del pueblo constituyen un porcentaje importante y una fuerza formidable de transformación. Los múltiples problemas que sufren se resumen en la doble opresión que pesa sobre ellos, la opresión de clase, que es general en todo el pueblo, y la opresión patriarcal, que es peculiar en los jóvenes; de ambas es principal la opresión de clase, que en el caso de los jóvenes se expresa en la sobreexplotación de su mano de obra, en el indignante hecho de no tener tierra y en el tráfico educativo de sus expectativas; y todo esto es necesario especificar, sistematizar en detalle, y propagandizar. Siendo Chile un país atrasado, la opresión patriarcal adquiere una connotación feudal impregnada de autoritarismo y supersticiones, no pocas veces acompañada de mal trato físico, prohibiciones y hasta reclusiones, todo lo cual se resume en la superchería de considerar a los jóvenes, ‘menores de edad’ sin raciocinio, sin intereses, decisión, ni voluntad propios. Frente a esta situación, los jóvenes del pueblo se yerguen como la fuerza más activa y vital de la sociedad, como los mas ansiosos por aprender y los menos conservadores. Un movimiento juvenil popular debe saber vincular los dos problemas específicos de la juventud con los problemas generales de todas las masas populares, así como saber combinar las tres virtudes de la juventud con las cualidades para la lucha, del pueblo en su conjunto. En este sentido el Movimiento Juvenil Popular parte de tres principios básicos:

                -   Trabajar por la unidad de las masas populares,
                -   Integrarse con las masas principalmente de obreros y campesinos, e
                 Integrarse en la lucha de clases y estilo de vida de las masas.

Estos tres principios constituyen una unidad, no puede aplicarse el uno sin el otro, pero también hay que diferenciar y por eso afirmamos que de todos ellos principal es sustentarse en la organización de los jóvenes obreros y campesinos, e integrarse a las masas de obreros y campesinos. El movimiento estudiantil en Chile ha cumplido muchas jornadas de lucha contra los tres enemigos del pueblo, a este movimiento en ocasiones se han unido los intelectuales populares, específicamente maestros, parvularias, enfermeras, etc. los que en conjunto forman un gran contingente. Sin embargo no es el contingente principal de la revolución. Las luchas de los intelectuales y estudiantes son necesarias, pero por si solas no podrán derrocar y destruir a los tres enemigos principales del pueblo. El contingente o fuerza principal de la revolución son los obreros y campesinos, por lo tanto los jóvenes intelectuales y estudiantes deben ir a las masas obreras y campesinas, integrarse a sus luchas y acoger su estilo de vida. Al respecto el Presidente Mao dice certeramente que entre muchas características, la que destaca en las masas populares es su pobreza, que eso no es malo, es bueno, pues la pobreza impulsa el anhelo de cambio, de acción, de revolución. Lenin decía que, quien vive con sus necesidades plenamente satisfechas evidentemente no desea la revolución, a esto se refería Bertolt Brecht, militante comunista alemán, cuando escribió que “solo quien no sabe las cosas es capaz de reír” y actualmente vemos dirigentillos y grupitos de gentes que por su ‘inconfesable miedo a la pobreza’ se amoldan al orden imperante tras su charlatanería ‘revolucionaria’.

EL Movimiento Juvenil Popular, aplica su línea política específica, primero, luchando con las masas de obreros y campesinos y viviendo como ellas, solo así podremos conocer con mayor profundidad sus problemas: la tierra, el trabajo, los alimentos que faltan, la salud quebrantada, la negra ignorancia, es decir, solo abrazando la vida de las masas podremos impulsar su lucha por demandas, actuando de acuerdo a sus necesidades y deseos, respetando su voluntariedad y desechando toda apestosa presunción de sabelotodo, de autoritarismo y sectarismo, brindando por el contrario, respeto, dedicación y camaradería. Así mismo, nos proclamamos partidarios de la filosofía de la lucha, contra la parsimonia y la conciliación, pues en aguas estancadas solo crecen zancudos y batracios. En síntesis como el sol a las ocho de la mañana, los jóvenes del pueblo, del campo y la ciudad, nos rebelamos justamente, contra todo signo de explotación y opresión, escuchando la voz de nuestro tiempo y ocupando nuestro puesto en la jornada, en la lucha definitiva de nuestra época que ningún revolucionario declarado puede soslayar.

Teniendo como base la línea política para el movimiento juvenil expuesta, presentamos a continuación un esbozo de los principios que nos guían en nuestro accionar, pues toda acción concreta, parte de una idea sobre el problema específico a resolver, y esta idea tiene como guía un conjunto de principios generales y una línea política específica sobre la realidad en que el problema se presenta.


PRINCIPIOS DEL MOVIMIENTO JUVENIL.

1. Enarbolar, defender y aplicar el Marxismo-Leninismo-Maoísmo, para aplastar la concepción imperialista, gran burguesa y terrateniente, aniquilando las posiciones  revisionistas  y superando las concepciones pequeñoburguesas y derechistas.

2.  Practicar la disciplina y organización proletarias oponiéndose al anarquismo y a las actitudes libertarias en lo organizativo.

3.  Ir a lo  hondo y profundo de las masas  oponiéndose a la  tendencia de  quedarse en la superficie destruyendo el desprecio a la experiencia práctica.
  
4.  Ir principalmente a las masas obreras y campesinas más pobres y explotadas. Los jóvenes, mejores hijos de ellas son nuestra base.

5. Movilizar y politizar es impulsar la lucha reivindicativa en las masas por sus necesidades básicas, elevando su comprensión política paso a paso, en lucha y respetando su voluntariedad.

6.  Organizar a las masas es aplicar el principio clasista de agrupar partiendo de la posición de clase. Elevar la organización de las masas es estimularlas a aferrar la concepción y método del proletariado.

7. Tener  como  estilo de vida el  luchar y vivir  con las masas  populares principalmente de obreros y campesinos, abrazando la pobreza como impulso material para vencer adversidades en el camino de la revolución.


 ¡ ELEVAR LA COMBATIVIDAD DE LOS JÓVENES POPULARES! 
¡MOVILIZAR, POLITIZAR Y ORGANIZAR A LOS JÓVENES OBREROS Y CAMPESINOS PARA LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICO-NACIONAL!